Los memoriosos tiene presente el caso de un legislador, modesto en todo sentido, que reclamó en la Secretaría Administrativa de la Cámara baja, por sus fueros. Al ser ungido con los símbolos de su cargo: medalla, chapa de automóvil, pase del ferrocarril, credencial y diploma, permanecía en el lugar como esperando algo más. Al interrogarlo el funcionario presente que lo atendía, cual no sería su sorpresa al requerirle la entrega de los fueros.